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El cultivo del pistacho 2ª edición

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Caracteristicas

  • Idioma: Español / Castellano
  • Impresión: Color
  • Páginas: 772
  • Formato: 17 x 24 cm
  • Edición: 2017
  • Peso: 1,78 kg.
  • Editorial: Mundiprensa
  • El cultivo del pistacho 2ª edición

  • 9788484767220
  • JOSÉ FRANCISCO COUCEIRO LÓPEZ [Autor], Julián Guerrero Villaseñor [Autor], Mari Carmen Gijón López [Autor], Alfonso Moriana Elvira [Autor], David Pérez López [Autor], Marina Rodríguez de Francisco [Autor]

  • La nueva edición de El Cultivo del Pistacho pone de manifiesto el gran interés que este cultivo está suscitando en España y que podría relacionarse con la confianza que muchos agricultores han ido adquiriendo en esta alternativa con el paso de los años, con los recientes estudios elaborados por prestigiosas universidades de diferentes países y que relacionan el consumo de este fruto seco con los beneficios para la salud, aspecto que indudablemente incrementa todavía más el valor de la dieta mediterránea y sobre todo con sus excelentes expectativas de futuro a medio y largo plazo.

    Los motivos por los que los autores decidieron actualizar esta obra siguen siendo los mismos que les impulsaron a su elaboración, es decir, las innumerables peticiones de información por parte de agricultores, comercializadores, viveristas, técnicos y estudiantes en su afán de conocer de primera mano y con mayor detalle este frutal.


    Algunas de las novedades que ofrece, entre otras, esta edición, conciernen al manejo del cultivo en todas sus fases, a la nueva distribución de machos, a los productos específicos autorizados para el cultivo en los tratamientos fitosanitarios, a las conclusiones del último ensayo de regadío relacionadas con el comportamiento de los portainjertos y a un reajuste de los datos en el capítulo de los costes.


    En definitiva, el lector podrá comprobar la completa y exhaustiva visión que del pistachero se hace en todo el planeta, la profunda y detallada descripción de cada fase de cultivo a fin de llevar a buen término una plantación rentable en España, la teórica delimitación de las áreas geográficas más favorables para su desarrollo a medio y largo plazo en el territorio español, sus necesidades edafoclimáticas, comercialización, posibles utilidades, beneficios de su consumo, fenología, portainjertos, cultivares o variedades aconsejados para cada zona, producciones esperadas, poda, riego, las etapas por las que pasa el procesado del fruto y un código de buenas prácticas para la obtención de un pistacho de alta calidad.

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Introducción. Prólogo a la primera edición. Prólogo a la segunda edición.


1. LA HISTORIA. En la antigüedad. Introducción en la Península Ibérica. En la actualidad.


2. LA BOTÁNICA. Introducción. Clasificación del género Pistacia. Híbridos interespecíficos. Clasificación del pistachero.


3. EL CLIMA Y EL SUELO. Clima. Suelo.


4. LA DELIMITACIÓN DE LAS ZONAS APTAS PARA EL CULTIVO. Introducción. Elaboración de las tablas. Elaboración de los mapas. La delimitación de las áreas. Conclusiones.


5. EL CULTIVO EN EL MUNDO. Introducción. Superficie. Producción. Consumo. Distribución geográfica.


6. EL CULTIVO EN LA UNIÓN EUROPEA. Introducción. Superficie. Producción. Consumo. Países productores.


7. LA FENOLOGÍA. Introducción. Evolución de las yemas. Transformación o diferenciación de las yemas. Floración, polinización y fecundación. La formación y desarrollo del fruto. El desarrollo del brote.


8. LOS PORTAINJERTOS. Introducción. Principales portainjertos. Combinación portainjerto/cultivar. Obtención del portainjerto. La micorrización. Garantía de compra. Conclusiones generales.


9. LA PLANTACIÓN. Introducción. Consideraciones previas. La Plantación. Conclusiones.


10. LOS CULTIVARES. Introducción. Relación de cultivares en el mundo. Caracterización de cultivares en Castilla-La Mancha. Elección del cultivar. Preguntas y respuestas.  Conclusiones.


11. EL INJERTO. Introducción. Razones para injertar. Herramientas. Elementos del injerto. Los pies madres (PM). Modalidades de injerto. El injerto en rama.  Factores que influyen en el prendimiento. La unión del injerto. Manejo del árbol injertado. El injerto en bolsa o maceta. ¿Planta injertada o injerto en campo? Conclusiones.


12. LA POLINIZACIÓN. Introducción. La polinización.


13. LA PRODUCCIÓN. Introducción. La producción en los países de origen. La producción en los países de difusión. La producción en España. Conclusiones.


14. LA MADURACIÓN, LA RECOLECCIÓN Y EL TRANSPORTE. Introducción. La maduración. La recolección. El transporte.


15. EL PROCESADO. Introducción. El pelado. El secado. La separación de las diferentes fracciones. El almacenamiento, la conservación y el envasado. El salado y el tostado. El repelado. El procesado en EE.UU. El procesado en Irán.


16. LA PODA. Introducción. Momento de ejecución. Tipos de poda. Conclusiones.


17. EL MANTENIMIENTO. Introducción. Modalidades de mantenimiento. Asociación de cultivos. La escarda.


18. EL RIEGO. Introducción. Ventajas. Inconvenientes. Calendario de riegos. Cantidad de agua a aplicar. El riego deficitario controlado (RDC). Sistemas de riego y nuevas tecnologías. La distribución del agua en el suelo. Conclusiones.


19. LA FERTILIZACIÓN, CARENCIAS Y TOXICIDADES. Introducción. Factores relacionados con la nutrición. Nutrientes. Programa de abonado convencional. El abonado ecológico. Las enmiendas para corregir el pH.


20. LA SALINIDAD. Introducción. Factores que influyen en la salinidad de los suelos. El problema de la salinidad. La tolerancia del cultivo. Niveles de toxicidad. Síntomas. Las condiciones para el cultivo y la prevención. La recuperación. Las enmiendas al suelo y agua. Conclusiones.


21. LAS PLAGAS. Introducción. Las plagas en los países productores. Descripción de las plagas más importantes. Las plagas en España. Atenciones en la fase del procesado de frutos. Manejo de aperos y plaguicidas.


22. LAS ENFERMEDADES Y OTROS PROBLEMAS NO INFECCIOSOS. Introducción. Las enfermedades en los países productores. Descripción de las enfermedades más importantes. Problemas no infecciosos confundidos con enfermedades. Alteraciones producidas por agentes desconocidos. Las enfermedades en España.


23. LOS ASPECTOS FISIOLÓGICOS. Introducción. El período improductivo. La vecería o producción alterna. La caída de yemas florales. La caída de flores y frutos. Los frutos rajados prematuramente. Los frutos vacíos. La dehiscencia e indehiscencia. La xenia y la metaxenia.


24. EL CULTIVO ECOLÓGICO.  Introducción. Razones para la producción ecológica. Normativa. El mercado en la UE. Razones para la producción de pistachos ecológicos. El cultivo del pistacho ecológico.


25. LA COMPOSICIÓN Y LOS BENEFICIOS PARA LA SALUD. Introducción. La composición. Los beneficios para la salud. Valor del pistacho en la dieta mediterránea.


26. LAS UTILIDADES. Introducción. Utilidades.


27. LA COMERCIALIZACIÓN. Introducción. Estructura del sector. Consumo. Acciones de marketing. Acciones fundamentales del productor y/o procesador. El mercado en EE.UU. El mercado en Irán. El mercado en España. El mercado en Europa. El mercado en otros países. El mercado del pistacho ecológico. Las ayudas a los frutos secos. Las normas de calidad.


28. LAS AFLATOXINAS. Introducción. El proceso de contaminación. Niveles de tolerancia. Control. Toma de muestras.


29. EL CÓDIGO DE BUENAS PRÁCTICAS PARA MEJORAR LA CALIDAD DE LOS FRUTOS. Introducción. Prácticas antes de la plantación. Prácticas de post-plantación. Prácticas en el procesado y envasado.


30. LOS COSTES DE CULTIVO. Introducción. Gastos. Estudio económico. Conclusiones.


31. GUÍA PRÁCTICA RESUMIDA. Introducción. Etapas de establecimiento y consolidación de una plantación.


32. LA INVESTIGACIÓN. La introducción del pistachero en España. Posibles líneas de acción futuras.


33. EL PISTACHO EN LA COCINA. Introducción. Recetas. BIBLIOGRAFÍA. APÉNDICES. 1. Índice de siglas y abreviaturas. 2. Definiciones de términos y defectos.

 

El libro pertenece a los siguientes catálogos

Sala de prensa

Los autores donan los beneficios de la obra a la Fundación Vicente Ferrer

Los autores renuncian a cualquier beneficio económico derivado de la venta de esta obra cediéndola íntegramente a la Fundación Vicente Ferrer. 

Historia del pistacho

Los pistachos han formado parte de la dieta humana desde, al menos, finales del paleolítico. Las evidencias arqueológicas ponen de manifiesto que, en el período neolítico (12.000 al 4.000 a.C.), los humanos aprovechaban frutos de especies que no se cultivarían hasta miles de años después, como higos, almendras, olivas, uvas y pistachos. 
En los años de ocupación árabe se convirtió en cultivo agrícola, extendiéndose por muchas regiones mediterráneas. En España se extendió principalmente por Andalucía. En la década de los años 80 el cultivo se reintroduce en la región de Cataluña. El pistachero como cultivo alternativo en España, sobre todo para las regiones de Castilla- La Mancha, Andalucía y Extremadura, se inicia en el año 1986 al amparo de un proyecto regional propiciado por el Gobierno Autonómico de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha (JCCM) y desarrollado a través de la Consejería de Agricultura con el título: Estudio de Factores Limitantes en Cultivos Alternativos. En el año 2000 comienzan a obtenerse las primeras producciones importantes y, a partir del 2005, se inician las plantaciones en otras regiones (Andalucía, Extremadura, Madrid, etc.) bajo las directrices del CIAC.


Botánica

Pertenece a la familia de las anacardiáceas que engloba más de 70 géneros en unas 500 especies leñosas entre las que, además de las del género Pistacia, destacan las
del género Rhus como R. coriaria (Zumaque), Mangifera como M. spp. (Mango), Schinus como S. spp. (Falso Pimentero) o Anacardium como A. occidentale L. (Anacardo).
Es un árbol caducifolio, similar al almendro, que puede llegar a alcanzar los 10 m de altura, con flores masculinas y femeninas separadas en árboles diferentes.
Posee una copa abierta con ramificación abundante que, inicialmente, tiende a inclinarse con el peso de ramas y frutos debido a su gran dominancia apical. Su desarrollo es lento y suele ser una especie muy longeva (entre 150 y 300 años).

El clima y el suelo

El clima

El pistachero necesita veranos largos y muy calurosos, así como inviernos fríos o muy fríos. Las temperaturas marcan procesos tan importantes en el cultivo como el prendimiento
del injerto, desarrollo del fruto o la época de floración y recolección. En este sentido, podemos subrayar la influencia que ejerce sobre el calibre del fruto las temperaturas máximas del mes de mayo o las asociadas a inviernos fríos (Zhang and Joyce, 2009). Por ejemplo, en años térmicamente similares en el mes de mayo, aquellos con invierno más frío serían los causantes de un mayor tamaño general de los frutos en relación a los años más cálidos.
A modo orientativo, los cultivares tempranos necesitan más de 700 horas frío y más de 3.100 unidades de calor, mientras que los tardíos requieren más de 1.000 horas frío y más de 3.550 unidades de calor. En todos los casos es recomendable que la humedad relativa ambiental no sea superior al 50% como media de los meses de junio, julio y agosto. Las plantaciones localizadas en zonas de humedad por encima de ese valor tendrán un buen desarrollo y hasta buenas producciones, pero su mantenimiento ecológico a medio y largo plazo será complicado.

El suelo

El pistachero prefiere los suelos de textura media (francos ó franco-arenosos), fructificando con más dificultad, en términos generales, sobre los de textura fuerte (arcillosa
con porcentajes de arcilla superiores al 35 %) (Fotos 3.2 y 3.3). Sin embargo, la problemática real de estos suelos no es tanto la proporción de arcilla como su escasa permeabilidad, aunque ambos factores suelen confluir generalmente. En suelos de textura fina el árbol suele desarrollarse más, aunque ello no tiene por qué asociarse
a una buena fructificación y, por tanto, producción. En este tipo de suelos, con arcillas poco permeables, suelen producirse encharcamientos tras recibir abundantes
precipitaciones y suelen ocasionar, bien la muerte de los árboles por asfixia radicular, o bien daños parciales en sus raíces, debilitándolos considerablemente. Si el encharcamiento se produce durante el invierno los síntomas pueden no ser percibidos hasta bien entrada la primavera, el verano o, incluso, hasta el año siguiente, dependiendo
de la gravedad de los daños.

La delimitación de las zonas aptas para el cultivo

Este cultivo podría desarrollarse, incluso llegar a producir cosechas interesantes a corto plazo, en casi todas las áreas del planeta, incluyendo las zonas húmedas.
No obstante, para obtener un pistacho con todas sus virtudes, junto a un mantenimiento sano de las plantaciones, se exige veranos largos, muy calurosos y secos.
Cuanto más nos desviemos de esta situación, mayores serán las probabilidades de fracaso o mayores serán los costes derivados de su mantenimiento fuera de su
zona de confort. Ubicar el cultivo en zonas inadecuadas perjudicaría de forma notable, a medio plazo, la comercialización de los frutos obtenidos en otras zonas más
aptas, al ser difícil mantener separadas ambas producciones.
Los datos de cada estación meteorológica no tienen porqué representar, ni tan siquiera, al territorio más cercano a las mismas ya que, tanto la orografía del terreno
como la dirección del viento, etc., pueden provocar variaciones térmicas muy alejadas de los datos obtenidos en la estación.
El cultivo sólo sería viable a medio y largo plazo en las comunidades de Castilla-La Mancha, Andalucía, Extremadura y Comunidad de Madrid. En Andalucía el cultivo
no tendría ningún tipo de restricción en las provincias de Jaén y Granada, mientras que en las provincias de Sevilla y Córdoba quedaría relegado mayoritariamente a
cultivares tempranos. En Extremadura tampoco existirían restricciones importantes aunque, en determinadas áreas, sería importante considerar la pluviometría, la humedad
y las horas frío. Para tener la aptitud definitiva de la zona, debemos analizar las propiedades del suelo como la textura y su permeabilidad.
En las provincias más cercanas al norte de la Comunidad de Madrid los factores climáticos de idoneidad se irán alejando de sus óptimos valores. No obstante, con la
tendencia actual del cambio climático, es probable que esos valores lleguen a ser más propicios con el paso de los años de cara a la consecución de un cultivo altamente
rentable en esas zonas.
En aquellas zonas de secano donde el cultivo ha sido declarado viable, los períodos de lluvia durante el otoño e invierno seguirán beneficiándole, aunque si se producen
varios años sucesivos de sequía podrían perjudicar seriamente su rentabilidad durante ese mismo período.
En las áreas donde las unidades de calor y la humedad relativa estén situadas en el límite o por debajo, una alternativa interesante, siempre que las heladas primaverales
lo permitan, podrían ser los cultivares tempranos para destino industrial, al necesitar menos calor y exigirse menos calidad organoléptica a sus frutos en relación
a los procedentes de cultivares tardíos cuyo principal destino es el consumo directo.

La delimitación de las zonas aptas para el cultivo

Este cultivo podría desarrollarse, incluso llegar a producir cosechas interesantes a corto plazo, en casi todas las áreas del planeta, incluyendo las zonas húmedas.
No obstante, para obtener un pistacho con todas sus virtudes, junto a un mantenimiento sano de las plantaciones, se exige veranos largos, muy calurosos y secos.
Cuanto más nos desviemos de esta situación, mayores serán las probabilidades de fracaso o mayores serán los costes derivados de su mantenimiento fuera de su
zona de confort. Ubicar el cultivo en zonas inadecuadas perjudicaría de forma notable, a medio plazo, la comercialización de los frutos obtenidos en otras zonas más
aptas, al ser difícil mantener separadas ambas producciones.
Los datos de cada estación meteorológica no tienen porqué representar, ni tan siquiera, al territorio más cercano a las mismas ya que, tanto la orografía del terreno
como la dirección del viento, etc., pueden provocar variaciones térmicas muy alejadas de los datos obtenidos en la estación.
El cultivo sólo sería viable a medio y largo plazo en las comunidades de Castilla-La Mancha, Andalucía, Extremadura y Comunidad de Madrid. En Andalucía el cultivo
no tendría ningún tipo de restricción en las provincias de Jaén y Granada, mientras que en las provincias de Sevilla y Córdoba quedaría relegado mayoritariamente a
cultivares tempranos. En Extremadura tampoco existirían restricciones importantes aunque, en determinadas áreas, sería importante considerar la pluviometría, la humedad
y las horas frío. Para tener la aptitud definitiva de la zona, debemos analizar las propiedades del suelo como la textura y su permeabilidad.
En las provincias más cercanas al norte de la Comunidad de Madrid los factores climáticos de idoneidad se irán alejando de sus óptimos valores. No obstante, con la
tendencia actual del cambio climático, es probable que esos valores lleguen a ser más propicios con el paso de los años de cara a la consecución de un cultivo altamente
rentable en esas zonas.
En aquellas zonas de secano donde el cultivo ha sido declarado viable, los períodos de lluvia durante el otoño e invierno seguirán beneficiándole, aunque si se producen
varios años sucesivos de sequía podrían perjudicar seriamente su rentabilidad durante ese mismo período.
En las áreas donde las unidades de calor y la humedad relativa estén situadas en el límite o por debajo, una alternativa interesante, siempre que las heladas primaverales
lo permitan, podrían ser los cultivares tempranos para destino industrial, al necesitar menos calor y exigirse menos calidad organoléptica a sus frutos en relación
a los procedentes de cultivares tardíos cuyo principal destino es el consumo directo.

El cultivo en el mundo

En los últimos tiempos EEUU se ha consolidado en el primer puesto en producción mundial superando a Irán, quien lo había ocupado de forma permanente hasta bien entrada la década anterior. No obstante, Irán sigue siendo, con gran diferencia, la que ocupa la mayor superficie de cultivo del planeta. La superficie regular del cultivo a nivel mundial supera las 450.000 ha. Irán es el país de mayor superficie, donde se contabilizan 250.000 ha, la mayoría de ellas dedicadas a un cultivo regular e intensivo. Le siguen EEUU con unas 130.000 ha, Turquía con 55.000 ha de cultivo regular y Siria con 40.000 ha, formando parte de un cultivo más intensivo.
La producción de pistachos en la UE está limitada a los siguientes países: Italia, Grecia, España y Chipre. Son los únicos que forman parte de los llamados centros de difusión
del cultivo en Europa. De todos ellos, el de mayor capacidad para aumentar superficie y producción es España.

La fenología

Al finalizar el reposo invernal, los dos tipos de yemas (vegetativa o de madera y fructífera o de flor), comienzan a hincharse; sus escamas protectoras se separan y se inicia
el desborre (brotación). Las yemas de flor brotan con anterioridad a las vegetativas y, a partir de ese momento, su evolución es diferente. Para distinguir ambos tipos de yemas
el mejor momento es el inicio de la brotación.

Los portainjertos

El portainjerto, patrón, pie, etc., es la parte subterránea sobre la que se injerta el pistachero. Puede pertenecer a especies diferentes, pero todas ellas del género Pistacia:
Pistacia terebinthus L., P. atlantica D., P. integerrima S., P. palaestina B., etc., incluido el propio pistachero, llamado pie franco (P. vera L.). Aunque la especie Pistacia lentiscus
L. (lentisco) podría injertarse con cultivares de pistachero, su escaso vigor y hábitat arbustivo haría inapropiado su cultivo desde el punto de vista agronómico.
Algunas de las razones por las que se emplean portainjertos están relacionadas con resistencias a determinadas plagas (nematodos), enfermedades del suelo, tolerancia
al frío, salinidad, profundidad y textura del suelo, rendimientos productivos, calidad de los frutos, etc. El portainjerto ideal será aquel que transmita al cultivar injertado un
vigor adecuado para conseguir producciones rentables, rusticidad necesaria para las características edafoclimáticas de la zona, resistencia a determinadas plagas y enfermedades
endémicas, buena afinidad con el injerto, etc.

La plantación

El pistachero, además de tener una gran longevidad productiva y ser ampliamente mecanizable, posee unas necesidades de infraestructura operativa que otros cultivos
no suelen necesitar, sobre todo, en grandes plantaciones. Por todo ello, es de gran importancia realizar un estudio económico de los factores que intervienen en su viabilidad
a corto y largo plazo ya que una elección errónea de la zona, terreno o diseño, tendrá consecuencias económicas muy costosas que repercutirán sobre su rentabilidad
final, principal objetivo del productor.

Consideraciones previas
- Elección del lugar
- Antecedentes del terreno
- Mantenimiento futuro
- Requerimientos edafoclimáticos
- La época

Los cultivares

La fase de injerto se inicia cuando los pies alcanzan el diámetro adecuado y culmina cuando las yemas de las variedades1 (cultivares) elegidas brotan tras ser injertadas
sobre ellos. Completada la operación, esos plantones se convertirán en pistacheros machos o hembras según la procedencia de la yema (cultivar masculino o femenino
respectivamente). Los árboles femeninos producirán pistachos y los masculinos el polen que fecundará las flores de los primeros. 
La presencia de plantones masculinos en las plantaciones de todo el mundo suele ser de entre un 5 y un 20 %. Las plantaciones en España se iniciaron en los años 90 con
un 10-11 % de machos como mera precaución ante una escasa información sobre esta temática. Con una experiencia mayor, para las nuevas plantaciones se está aconsejando
un 7 %, es decir, un macho seguido de tres hembras en las dos direcciones perpendiculares (ver capítulo La Polinización), al considerar que el polen emitido por esa
cantidad de machos será suficiente a la hora de poder fecundar las flores de los árboles hembras con eficacia. Con esa nueva proporción aumentamos de forma significativa
el número de árboles productores en la plantación. El pistachero posee innumerables cultivares, tanto femeninos como masculinos. En cada zona productora se cultivan un número de ellos en base a características tales como productividad, adaptación climática, calidad del fruto, cantidad y período de emisión de polen, etc.

El injerto

El injerto es la unión entre dos individuos, portainjerto y cultivar o variedad, que pueden ser de la misma o de diferente especie, con el propósito de reunir las ventajas que
aporta el sistema radicular de una de ellas, como adaptabilidad y resistencia a plagas y/o enfermedades y las que aporta la parte aérea de la otra, como la obtención de los
frutos que deseamos. Conseguida esta unión, ambas partes se desarrollarán como una sola a la que llamamos pistachero.
Los árboles se injertan individualmente, bien con una yema de un cultivar femenino o con otra de uno masculino, según la distribución del Croquis 12.1. No se recomienda
injertar un mismo árbol con un cultivar masculino y otro femenino ya que, el brote de la yema masculina, al ser de mayor vigor, acabará teniendo mayor desarrollo en relación
al de la parte femenina, que es la que produce frutos y, por lo tanto, la que más interesa potenciar.

La polinización

El pistachero es una especie dioica, es decir, con flores masculinas y femeninas en pies separados. Por esta razón, en toda plantación deben estar presentes árboles machos
en una proporción aproximada del 6-7 %, al menos inicialmente. La polinización es anemófila, es decir, se lleva a cabo a través del viento, no siendo aconsejable el empleo de abejas, las cuales son atraídas únicamente por las flores masculinas, al carecer de nectarios las femeninas, causando una importante pérdida de polen. Se inicia cuando las inflorescencias masculinas llegan al estado fenológico F, es decir, cuando las anteras se abren y comienzan a soltar polen. Para que su eficiencia sea la óptima es necesario que las inflorescencias de los árboles femeninos (productores de frutos) se encuentran en el estado D ó E. Se estima que el período máximo de recepción del polen por cada estigma es de 2-4 días.

La producción

La producción de árboles frutales depende de innumerables factores entre los que podemos destacar, además de los edafoclimáticos, los agronómicos como el riego,
abonado, marco de plantación, etc., así como los llamados internos como la edad del árbol, vigor del pie y cultivar, vecería, nivel de cuajado, etc. En cada zona de cultivo
esos factores suelen hallarse en proporciones diferentes ejerciendo, como un todo, su influencia sobre el nivel productivo del árbol. Existe una gran confusión a nivel internacional con los datos de producción que ofrecen los distintos países que cultivan esta especie. Aunque casi siempre están referidos a árboles adultos, las cifras suelen ser muy variables al estar expresadas en diferentes unidades y referidas a diferentes fracciones de la producción (peso en fresco o en seco, en cáscara o en grano, grados de humedad, etc.), tomadas de árboles de edades dispares o sin haber tenido en cuenta factores tan importantes como la densidad de árboles o el régimen de mantenimiento de la plantación (secano o regadío). En el presente capítulo los datos de los rendimientos y producción están formulados en kilos totales de pistachos secos (5-7 % de humedad), en cáscara y cerrados (llenos+vacíos), con la excepción de los californianos en los cuales no figura la fracción de vacíos.

La maduración, la recolección y el transporte

La maduración del pistacho
A partir de finales del mes de agosto los frutos comienzan a experimentar cambios que revelan su llegada a la madurez. Los tres síntomas más significativos son los siguientes:
- El color del epicarpio (capa más externa del mesocarpio o pellejo) pasa de un color verde a marfil y de éste a rosa mate (cv. Kerman).
- La facilidad de eliminar el mesocarpio (pellejo) de la cáscara entre los dedos índice y pulgar.
- Caída de algunos frutos al suelo en relación a los inmaduros o vacíos. No obstante, este hecho suele indicar que el momento óptimo de la recolección ya ha pasado.

La recolección del pistacho
Debe iniciarse cuando el 60-70 % de los frutos llenos en un racimo se desprendan fácilmente de su cáscara. La Foto 14.6 muestra el aspecto de los frutos de los cultivares
Kerman, Larnaka, Avdat y Mateur, respectivamente, en el momento óptimo para su recogida. Como la maduración es escalonada, podría parecer más apropiado recogerla
en dos o más veces; no obstante esta opción, a la vez que costosa, no suele compensar el probable deterioro de la calidad de los frutos al mantenerse más tiempo
del necesario en el árbol. Tras la recolección, los frutos que permanecen en el árbol suelen estar vacíos.

El transporte del pistacho
Independiente del momento óptimo de la recogida, existen prácticas que retrasan o paralizan la proliferación de hongos en los frutos como, por ejemplo, cargarlos recién
cosechados y sin pelar en camiones frigoríficos para su traslado a la planta de procesado. Si el almacenamiento se lleva a cabo en lugares frescos y aireados esa carga
podría aguantar hasta 24 horas. En cualquier caso, el trayecto debe realizarse en el menor tiempo posible y en las mejores condiciones.

El procesado del pistacho

Esta fase comprende numerosas operaciones que se llevan a cabo en el interior de una planta o nave especialmente diseñada y preparada, la cual estará ubicada
estratégicamente de acuerdo a la red de comunicaciones y planificada para poder procesar la máxima producción potencial de la plantación/es dentro de unos límites
de temporalidad. Dispondrá de espacios suficientemente amplios para la recepción de camiones, maniobrabilidad, área de pesada, zona de las tomas de muestras, laboratorio
de análisis, almacenamiento, recogida y tratamiento del agua empleada en las diferentes operaciones. El elevado coste de sus instalaciones hace que la unión entre
agricultores sea fundamental a la hora de conseguir financiación, tanto si se trata de una instalación para un área concreta, comarca o provincia.
Uno de los aspectos más importantes a tener en cuenta en su construcción es la asepsia a la que debe estar sometida por las condiciones sanitarias que este fruto
seco requiere en su procesado. Tanto sus paredes internas como la maquinaria individual que se precisa deben estar preparadas para llevar a cabo constantes limpiezas,
ya sea con agua a presión o con otros productos desinfectantes o detergentes. Las máquinas que intervengan en la clasificación, envasado, tostado y empaquetado
deben quedar aisladas del exterior, a ser posible localizadas en el interior de una nave especial en la que la presencia humana sólo debería estar justificada por las
ineludibles labores de limpieza, acondicionamiento o reparaciones. En el exterior de este recinto se ubicarían los espacios destinados a la recepción de camiones, báscula,
tolva de descarga y silos. En la actualidad ya existe en nuestro país un importante número de empresas interesadas en la compra de pistachos y con las que el agricultor negocia las condiciones de compra-venta. En esas negociaciones la calidad visual de la partida será determinante, razón por la cual es aconsejable que, en ausencia de una planta de procesado cercana, los agricultores se planteen la adquisición de una peladora junto a un secadero dimensionado de acuerdo a sus necesidades, sea cual sea la dimensión de
su plantación.

La poda

El pistachero posee una vegetación relativamente vigorosa los primeros años. Posteriormente, a partir del séptimo año, la velocidad de crecimiento se reduce de forma
evidente. La fuerte dominancia apical (DA) es una característica de esta especie que se acentúa con el paso del tiempo, razón por la que suele ser habitual encontrar
ramas de varios años sin ramificaciones secundarias. Es poco probable que estas ramas ramifiquen si no son despuntadas con antelación. A lo largo del período de crecimiento
de las ramas suele haber varias paradas vegetativas que quedan separadas por nudos en los cuales suelen aparecer ramas laterales o secundarias en primavera,
con independencia de que haya habido o no despunte de la rama principal durante el invierno anterior.
Las heridas de la poda suelen cicatrizar lentamente, siendo aconsejable tratarlas con alguna sustancia protectora, sobre todo, si superan los 2 cm de diámetro. Su cicatrización
será más rápida en árboles de fuerte crecimiento en relación a los más débiles o de menor vigor.

El mantenimiento

Las labores de mantenimiento de un cultivo son las que proporcionan y conservan el medio más favorable para su desarrollo. Sus objetivos son, por tanto, mejorar las
propiedades del suelo y la nutrición del sistema radicular de la planta, evitando la competencia de la vegetación espontánea. A grandes rasgos existen dos formas de manejo de las plantaciones de pistacheros a nivel mundial. En países como Turquía, Irán e Italia el agricultor se limita a recoger la cosecha en años alternos, sin apenas labores culturales. En las plantaciones modernas de EE.UU., Australia y España ya se emplean técnicas relacionadas con el mantenimiento del suelo, abonado, riego, recolección y poda en base a un modelo instaurado en las primeras plantaciones californianas que partía de suelos fértiles, abundancia de agua y un buen aliciente para el agricultor como era la elevada rentabilidad del producto. 
A la hora de realizar las diferentes labores del suelo debemos considerar que, aunque las raíces de este árbol pueden extenderse más allá de los cuatro metros del tronco,
la mayor densidad radicular se localiza entre los 15 y los 55 cm de profundidad y entre los 60 y 100 cm de distancia al tronco. En suelos arenosos el sistema radicular
suele mantenerse cercano a la superficie mientras que en los arcillosos alcanzan horizontes más profundos. En Castilla-La Mancha los árboles poseen un escaso volumen
de suelo en el que desarrollarse, con el 95% del sistema radicular en los primeros 30-40 cm de suelo y con un porcentaje reducido de raíces que penetra en un característico
y frecuente horizonte petrocálcico por debajo de esos 40 cm. Estas particularidades del suelo, sumadas a la propia resistencia y eficacia nutritiva de la especie
empleada como portainjerto, son las que le permiten, no sólo sobrevivir sino obtener producciones interesantes en los secanos más desfavorables.

El riego del pistacho

El agua es un bien escaso que supone una ventaja productiva muy importante en todos los cultivos, sobre todo, si parte del ciclo de estos transcurre en condiciones
de escasez de lluvias. De hecho, las condiciones de regadío se dan en un entorno del 17 % de la superficie agrícola mundial, aportando un 40 % de la producción
total (Fereres y Evans, 2006). El pistachero es una especie que, en muchos lugares del mundo, entre ellos España, ha sido y sigue siendo cultivado predominantemente
en condiciones de secano. La razón es que estamos ante una especie de gran capacidad de resistencia a la sequía y salinidad (Behboudian et al., 1986) gracias a su
aptitud para extraer agua del suelo, incluso cuando se encuentra a potenciales muy bajos. No obstante, siempre que se pueda es aconsejable su aportación, sobre todo,
en aquellas zonas con pluviometrías anuales inferiores a 500 mm con el fin de elevar los rendimientos y mejorar la calidad visual de los frutos. De hecho, se puede decir
que los árboles en su plena madurez pueden llegar a consumir grandes cantidades de agua, pero si se riegan por debajo de lo normal durante períodos de estrés, prácticamente
todos sus procesos fisiológicos se ven afectados, aunque no necesariamente su cantidad de cosecha.
El presente capítulo mostrará las ventajas del riego así como sus limitaciones de uso en condiciones de bajos recursos hídricos. Se expondrá el por qué es interesante regar
este cultivo junto al cuándo y cuánto en función de la situación de la explotación (estado juvenil y en producción) y se ofrecerán nociones sobre los sistemas de riego y su manejo, distribución del agua en el suelo y uso de nuevas tecnologías.

La fertilización del pistacho

A pesar de su rusticidad, esta especie responde bien a la aplicación de ciertas dosis de abonado, sobre todo, en aquellos casos en los que el nivel de fertilidad de los
suelos es bajo. Antes de establecer un programa de fertilización adecuado es conveniente conocer los factores externos de mayor influencia en la nutrición así como las
funciones, consumo, dosis de abonado y síntomas de deficiencias de los macro y microelementos individualmente.

La salinidad de los suelos

Podemos definir la salinización como el proceso de acumulación de sales solubles. Las sales pueden estar compuestas de muchos elementos entre los que podemos
destacar el sodio (Na+), calcio (Ca2+), potasio (K+), cloruros (Cl-), sulfatos, carbonato, bicarbonato, etc. Estas sales disueltas en agua se depositan en el suelo al regar y, en
algunos casos, al evaporarse aquella, se hacen visibles en su superficie, aunque en otros esa salinidad sólo puede confirmarse mediante una analítica. La salinidad del agua o del suelo se mide por su conductividad eléctrica (CE). La conductividad en el extracto de saturación del suelo (CEe) se conoce midiendo directamente la CE del agua extraída de ese suelo saturado. Valores elevados de CEe o de CEa (conductividad del agua) indican una elevada salinidad, circunstancia que imposibilita a las plantas extraer toda el agua del suelo que necesitarían, aunque se encuentre disponible. Esta dificultad de absorber agua produce en la planta un efecto de estrés hídrico, similar a un proceso de sequía, pudiendo ocasionar, además, efectos tóxicos por concentraciones excesivas de determinados iones como, por ejemplo, el Cl-. Todo ello se traduce en una pérdida de eficacia fotosintética y, por tanto, en una disminución del rendimiento productivo de la planta.

Factores que influyen en la salinidad de los suelos
El aumento de la salinidad en el suelo está relacionado con alguno de estos cuatro
factores:
● La calidad del agua de riego, que puede comprobarse con la medición de su CE o TSD (Total Sólidos Disueltos).
● Los abonos como el cloruro potásico, sulfato de amonio, etc. Su uso indebido suele producir acumulaciones de exceso de sales en los suelos y contaminación de
aguas freáticas.
● Régimen y métodos de riego. Para prevenir una acumulación excesiva de sales en el suelo que rodea el sistema radicular del árbol es necesario aplicar, junto a la
dosis correspondiente de riego, una cantidad extra de agua. Esta cantidad adicional, conocida como fracción de lavado o de lixiviación, debe filtrarse por toda el
área radicular para desplazar el exceso de sales. Tanto su frecuencia como dosificación dependen de la calidad del agua, textura de suelo, clima y nivel de tolerancia
del cultivo a la salinidad. Tras el riego, el agua se evapora sobre la superficie del terreno elevando la concentración de sales que, por el efecto de lavado, se
van concentrando en el borde del bulbo humedecido por el gotero.
● Drenaje del suelo. Si es deficiente, su contenido en sales va elevándose con el paso del tiempo.

Las plagas del pistacho

Las plagas que afectan al pistachero son muy numerosas. La aparición de cualquier enemigo de esta especie obedece a múltiples factores, aunque son las condiciones
medioambientales naturales del área de cultivo y las que genera el propio mantenimiento de la plantación las que los pueden convertir en plaga. En términos generales,
cada área de producción posee un determinado número de plagas que suelen coincidir con las que se desarrollan en otras zonas, sobre todo, si se lleva a cabo el mismo
manejo de cultivo y poseen similares condiciones climáticas.Chinches, polilla de la harina, avispas del fruto, psilas, polilla gris, ácaros, gusano naranja, mariposas de banda oblicua, barrenador de la rama, barrenillo taladrador de la yema, escarabajo de la raíz, saltador de hoja, cochinillas, polilla del racimo, clitra, galeruca, escarabajillo, nematodos, vertebrados

Las enfermedades y otros problemas no infecciosos del pistacho

Las enfermedades que afectan al pistachero no son tan numerosas como las plagas pero algunas de ellas han causado los daños más graves de la historia del cultivo.
Con el mismo razonamiento dado para las plagas, la aparición de un mayor o menor número de enfermedades y grado de incidencia depende, sobre todo, de las condiciones
medioambientales en unos casos y de la resistencia o grado de tolerancia del material vegetal empleado en otros.
El conjunto de enfermedades se pueden clasificar en dos grupos bien diferenciados, las causadas por hongos del suelo, entre las que podemos destacar Verticillium
dahliae Kleb. (verticilosis o marchitez), Phytophthora spp. (pudrición del cuello o de la raíz), Armillaria mellea (Vahl:Fr.) P. Kumm. (armillaria o podredumbre blanca de la
raíz) y Rhizoctonia solani Kühn (rizoctonia o marchitez de la plántula) y aquellas que se transmiten, generalmente, por el aire como Botryosphaeria dothidea (Moug.:Fr.)
Ces. & De Not (botriosfera), Alternaria alternata (Fr.:Fr.) Keissl. (alternaria o tizón tardío), Aspergillus spp. (aspergillus, hongos de los frutos), Oidium spp. y Phyllactinia
angulata (E. S. Salmon) S. Blumer (oidio), Sclerotinia sclerotiorum (Lib.) (esclerotinia), Septoria spp. (septoriosis, septoria o mancha foliar), Nematospora coryli Peglion
y Aureobasidium pullulans (de Bary) G. Arnaud (estigmatomicosis o pudrición del grano), Eutypa lata (Pers.:Fr.) Tul. & C. Tul. (eutipa), Cytospora terebinthi Bres.
(chancro), Pileolaria terebinthi Castagne (roya) y Paecilomyces variotii Bainier (muerte súbita de brotes jóvenes), Botrytis cinerea Pers.: Fr. (botritis, marchitez de ramas
y racimos), Phyllosticta lentisci (Pass.) Allesch. (mancha de la hoja), Phomopsis spp. (pomosis, brote algodonoso) y Colletotrichum gloeosporiades (Penz.) (antracnosis).
También se han podido observar enfermedades graves originadas por bacterias como, por ejemplo, Xanthomonas translucens (Jones et al.) (rayado bacteriano o
muerte súbita). 

Los aspectos fisiológicos del pistacho

Desde el punto de vista fisiológico esta especie se caracteriza por un largo período juvenil, acusada vecería, caída de yemas durante el verano, dominancia apical, dehiscencia,
abortos seminales y por fenómenos de xenia y metaxenia. Entre las alteraciones fisiológicas, además del prolongado período improductivo y alternancia, podemos
destacar la caída de yemas, flores y frutos junto a la presencia de frutos vacíos, cerrados y rajados prematuramente. Los procesos específicos que las generan son desconocidos,
aunque es sabido el papel esencial que juegan las reservas acumuladas de carbohidratos. A continuación se describen los aspectos fisiológicos considerados de mayor relieve.

El cultivo ecológico del pistacho

La agricultura ecológica, biológica u orgánica podría definirse como un sistema de producción basado en el respeto al medio ambiente, con el objetivo de obtener alimentos
sanos con sus propiedades naturales intactas. Este sistema trata de evitar el empleo de productos químicos de síntesis (fertilizantes, herbicidas, plaguicidas, reguladores
de crecimiento, etc.), los cuales son sustituidos por otros de origen natural, técnicas de control biológico, labores culturales enfocadas a la prevención de plagas
o enfermedades, etc. Antes de optar por esta forma de agricultura el productor debe conocer todo lo que conlleva, no sólo en sus aspectos positivos, como la importancia social de producir alimentos sanos con sabor natural, sino en los negativos, como la atención permanente, conocimiento de plagas y/o enfermedades, tratamientos eficaces, etc.
El conocimiento sobre los productos fitosanitarios de síntesis puede compararse con un iceberg, su parte sumergida y, por tanto, más desconocida es inmensamente mayor
que su parte visible y conocida. El grado de influencia que estos productos ejercen sobre el medio natural y la salud humana podrían estar siendo más devastadores
de lo que la sociedad actual percibe. Desgraciadamente resulta complicado llevar a cabo estudios rigurosos e independientes que nos hagan, de una vez por todas, salir
de la duda; entre muchas razones por ser inviable económicamente el proyecto a realizar al ser de larga duración y por la posibilidad de acabar comprometiendo los
pingües beneficios de las multinacionales farmacéuticas. Los datos reales disponibles sobre los productos de síntesis confirman que hacen más rentable la explotación
agraria pero producen desequilibrios evidentes en el entorno ecológico de su ámbito de acción y podrían estar causando serias alteraciones en el organismo humano.
En la distribución continental de la superficie ecológica destaca Oceanía con un 40 % del total, seguida de Europa (27 %) y América Latina (15 %). Entre los países, Australia
figura en cabeza con más de 17 millones de hectáreas, le sigue Argentina con más de 3, EE.UU. y China con más de 2, y en la quinta posición España con unos
2 millones de hectáreas (Willer and Lernoud, 2016). El liderazgo en superficie ecológica de la UE lo ostenta España. Andalucía es la región que ocupa el primer lugar con un 52 % del total, seguida de Castilla-La Mancha (19 %) y Cataluña (7 %). 

Los beneficios para la salud del pistacho

Ya desde tiempos remotos los frutos secos se consideraban una importante fuente energética. Posteriormente, los romanos asociaron su consumo a la salud y al mantenimiento
de una buena memoria. Los estudios actuales no solo han confirmado lo que pensaban nuestros ancestros, sino que han constatado la relación entre su consumo y una mayor esperanza de vida. De todos los frutos secos, los pistachos se consideran los de mayor valor nutricional, menor aporte calórico, mayor contenido en aminoácidos esenciales, potasio, tiamina, vitamina A y fitosteroles. Todas estas propiedades los han convertido en los frutos secos más populares entre deportistas y entre las personas que desean mantener controlado su nivel de colesterol o prevenir enfermedades cardiovasculares.
Después de la castaña cruda y pelada, el pistacho es el fruto seco de menor aporte calórico (564 Kcal/100 g) frente a las 595 de la almendra, 654 de la nuez, 646 de la
avellana, 673 del piñón o 574 del anacardo. 

Las utilidades del pistacho

Las utilidades de este fruto seco son innumerables, tanto las del fruto en sí (consumo directo, gastronomía, etc.) como las de su pellejo (extracción de taninos, fertilizante,
etc.), o las de su cáscara (adornos domésticos, biocombustible, etc.).


La comercialización del pistacho

En la actualidad existen una veintena de plantas de procesado en España. El 90 % de los productores vende sus pistachos a unas 15 empresas procesadoras, entre las que
se encuentran sociedades limitadas, y en menor medida OPFH y SAT. De este 90 %, la mayor parte vende su producción sin pelar ni secar a estas empresas, mientras
que otros productores pelan su propia cosecha con pequeñas peladoras y la secan al sol si son pequeñas producciones, o con pequeños secaderos de combustión en caso
de mayor volumen. Por otro lado, nos encontramos con un 10 %, aproximadamente, de las explotaciones que cuentan con la maquinaria necesaria para pelar, secar y clasificar
el pistacho y suelen ser fincas con plantaciones superiores a las 20 ha. Una vez procesados, estos pistachos son vendidos en diferentes canales según se trate de pistachos en cáscara o en grano. El pistacho en cáscara se vende a tostaderos en España, caso de pistachos convencionales, o a distribuidores europeos si son pistachos ecológicos; en otras ocasiones nos encontramos con que son los propios productores los que procesan sus pistachos de manera manual y los venden envasados en canales no profesionales, generalmente de ámbitos familiares o de conocidos, pero en estos casos siempre hablamos de cantidades muy pequeñas. Por otro lado, el grano se vende a empresas de la industria de transformación (dulces tradicionales o de navidad) centradas en áreas muy concretas de las provincias de Toledo (Sonseca), Sevilla (Estepa), Córdoba (Rute), Alicante (Jijona), etc. y a empresas transformadoras de otros países europeos que elaboran pestos y dulces de todo tipo.

Las aflatoxinas del pistacho

Las aflatoxinas son un tipo de micotoxinas que se liberan como productos metabólicos en el desarrollo de diferentes especies de hongos (Aspergillus, Penicillium, Fusarium,
etc.) que proliferan en condiciones favorables de temperatura y humedad. Aunque existen unas 16 estructuras de aflatoxinas, sólo 4 de ellas (B1, B2, G1 y G2) son consideradas importantes en la contaminación de productos agrícolas al conllevar un serio riesgo para la salud humana y la de los animales (ver capítulo Las Enfermedades).
En las plantaciones californianas se han llegado a aislar hasta 14 especies del género Aspergillus en granos de pistachos, la mayoría de los casos en los frutos abiertos
de forma temprana (ver capítulo Los Aspectos Fisiológicos). Concretamente la especie Aspergillus niger P.E.L. van Tieghem fue la más frecuente (30 %) y otras como
Aspergillus flavus Link, A. parasiticus, A. ochraceus y A. melleus se detectaron en la mayor parte de las plantaciones. Se estima que su incidencia en EE.UU. afecta a 1 de
cada 5.000 frutos en los años de baja producción (OFF) y a 1 de cada 20.000 en los de alta (ON). En la almendra, al tratarse de un fruto de cáscara cerrada,su incidencia
es menor, disminuyendo esa proporción a 1 por cada 25.000 frutos. Los hongos que generan estas sustancias, aunque suelen desarrollarse en una amplia variedad de sustratos, no suelen hacerlo sobre tejidos vegetales vivos. Prefieren los residuos vegetales de la plantación, ya sean frutos caídos en el suelo o que han quedado en el árbol, ramas secas, inflorescencias masculinas, hojarasca del suelo de la propia plantación o de las malas hierbas que estuvieron presentes durante el verano, etc. Se desarrollan en un rango de temperatura que va de los 25 a los 40 ºC, deteniéndose por debajo de los 10-12 ºC. Producen abundantes esporas llamadas conidias que se propagan por medio del viento, aperos, herramientas de poda, manos, etc. El riesgo de contaminación se elevará en la medida que se hallen presentes los siguientes
factores:
• El huésped (pistachos).
• El agente infeccioso (hongos del género Aspergillus).
• El insecto que produce la herida en el grano.
• El medio ambiente (humedad y temperatura).


El código de buenas prácticas para mejorar la calidad de los frutos del pistacho

En el mantenimiento de un cultivo como el pistachero, en el que debe primar la calidad final de sus frutos, es obligado prestar una especial atención a todos los factores
que puedan mejorarla. En este sentido, el agricultor debería conocer todas y cada una de las prácticas que pudieran proporcionar un mayor valor al aspecto físico del
fruto y mejorar sus propiedades internas (sabor y aroma) o su aspecto sanitario (ausencia de aflatoxinas, insectos, hongos, etc.). Por otra parte, los operarios de campo
deberían gestionar, en todo momento, la limpieza de herramientas y aperos, así como la precisión en la aplicación de los tratamientos fitosanitarios. Finalmente, los
comercializadores y/o procesadores deberían cumplir y respetar las normas de seguridad, higiene y saneamiento de cada eslabón de la cadena de producción, en todos
los recintos y con todas las máquinas de procesado, tostado y envasado. Un aspecto importante para todos los operadores que participan en todas estas fases sería su
participación en programas de formación a efectos de ir mejorando las prácticas que eleven la calidad de los frutos en cada una de ellas.

Los costes del cultivo del pistacho

Aunque cualquier plantación frutal tiene un valor intrínseco al mejorar el entorno ecológico o paisajístico como parte parcial o total de una explotación agraria, su finalidad
principal es la de obtener beneficios económicos. El presente capítulo se ha elaborado en base a dos objetivos: por un lado relacionar y valorar los gastos que genera la plantación y, por otro, realizar su análisis económico, descontando a los ingresos de producción los gastos mencionados. Al trabajar con una gran cantidad de variables, la valoración real del coste de cada tarea conlleva una gran dificultad, resultando ser inexacta en la mayor parte de los casos. En nuestra situación hemos trabajado con unos valores medios basados en la experiencia y que, por tanto, deben ser considerados orientativos.
De cualquier forma, el análisis económico de una explotación debe elaborarse en base a cada condición
particular. Para nuestro estudio se han considerado tres supuestos: regadío, secano y secano ecológico. En cada uno de ellos siempre se ha optado por la situación más desfavorable con el objeto de dar una mayor fiabilidad a las conclusiones finales.

Los costes del cultivo del pistacho

Aunque cualquier plantación frutal tiene un valor intrínseco al mejorar el entorno ecológico o paisajístico como parte parcial o total de una explotación agraria, su finalidad
principal es la de obtener beneficios económicos. El presente capítulo se ha elaborado en base a dos objetivos: por un lado relacionar y valorar los gastos que genera la plantación y, por otro, realizar su análisis económico, descontando a los ingresos de producción los gastos mencionados. Al trabajar con una gran cantidad de variables, la valoración real del coste de cada tarea conlleva una gran dificultad, resultando ser inexacta en la mayor parte de los casos. En nuestra situación hemos trabajado con unos valores medios basados en la experiencia y que, por tanto, deben ser considerados orientativos.
De cualquier forma, el análisis económico de una explotación debe elaborarse en base a cada condición
particular. Para nuestro estudio se han considerado tres supuestos: regadío, secano y secano ecológico. En cada uno de ellos siempre se ha optado por la situación más desfavorable con el objeto de dar una mayor fiabilidad a las conclusiones finales.