Cardito Caracol

En un lugar no habitado por hombre alguno, los animales son felices; en realidad, todos menos uno:Cardito Caracol, que llora desconsolado porque se ha acercado al considerado lugar prohibido –los límites del bosque– y ha visto una casa habitada por humanos; por eso, él no quiere su concha, atributo común de todos los caracoles, sino una auténtica casa. Así, y aunque los demás animales no estén nada de acuerdo, sólo le queda pedir ayuda al hada Margarita. Ésta le concede este deseo, y Cardito marcha orgulloso con su especial vivienda pretendiendo mostrársela a cuantos seres encuentre a su paso. A quien primero descubre es a la Luna, que se burla de Cardito y no aprecia para nada su casa; luego, el caracol se dirige al río y el Pez tampoco la valora. Cuando Cardito intenta beber agua, al cargar con un objeto tan pesado, cae al río y como teme ahogarse, pide ayuda urgente. La Luna no puede socorrerle; tampoco el Pez. La única que puede es, otra vez, el hada Margarita. Ahora ella exige una promesa a cambio de esa ayuda: que corra con su suerte, como el resto de los caracoles, cargando con su antigua concha. Cardito acepta enseguida. Y todos los demás animales se alegrarán por esa decisión.

Autora e ilustradora

Inmaculada Díaz es profesora especialista en Ciencias Humanas y Educación Infantil. Pintora autodidacta, escribe e ilustra libros para niños. Colabora en diversas publicaciones y emisoras de radio. En esta misma editorial, además de este texto teatral, tiene publicado El árbol miedoso.